Victoria Francés.





Victoria Francés
(*25 de octubre, 1982) es una ilustradora nacida en Valencia, España. Es licenciada en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos de la Universidad Politécnica de Valencia.
Los trabajos de Victoria Francés están inspirados en el movimiento gótico: mujeres fantasmales con vestidos largos son tal vez los personajes más comunes encontrados en su arte. Recibe influencias de varios escritores, entre los que se encuentran Edgar Allan Poe, Anne Rice, Goethe, Baudelaire, Bram Stoker, Luis Royo y Brom, pintores prerrafaelitas como J. W. Waterhouse o J. E. Millais y grupos de música entre los que destaca a Dark Sanctuary.
Sus primeras obras fueron publicadas en España por Norma Editorial, hasta que finalizó la serie Favole y cambió de editorial a Planeta DeAgostini. Posteriormente, la editorial estadounidense Dark Horse se interesó por su trabajo y desde entonces ha publicado sus obras en Norteamérica, aumentando así su base de seguidores. Se dio a conocer en el XXII Salón del Cómic de Barcelona, donde hizo su primera aparición pública y ganó el respeto de autores de renombre.
Al mercado se han lanzado calendarios centrados en su arte y otros productos de merchandising como puzles o cartas de tarot.



Vincent.

Un video de un genio... Tim Burton.

VI MORIR EL AMOR.


El sabor del recuerdo se lleva en la mente, en el alma y en el corazón, un momento amargo y dulce que conmemora su partida:




Ayer vi morir el amor,
cuando caminaba en el frío atardecer que las lluvias de agosto reclamaban.

Vi morir el amor,
cuando paseaba por aquellas calles de abrazados y le hacías falta a estos brazos, ahora vacíos.

Vi morir el amor,
cuando supe que estabas lejos y quizá ausente.

Vi morir el amor,
cuando aquella canción de los dos, dejó de vibrar en mi pecho.

Vi morir el amor,
cuando sentado junto al teléfono ansiaba una llamada que nunca llegaría o cuando el correo era ausente y quizá tardío.

Vi morir el amor,
cuando paseaba por aquellos rincones de los enamorados y me di cuenta que mi brazo ya no te acompañaba.





Holbox.

CELESTE HIJA DE LA TIERRA.

El sabor del recuerdo se lleva en la mente, en el alma y en el corazón, un momento amargo y dulce que conmemora su partida:





No es lo mismo estar solo que estar solo
en una habitación de la que acabas de salir
como el tiempo: pausada, fugaz, continuamente
en busca de mi ausencia, porque entonces
empiezo a comprender que soy un muerto
y es la palabra, espejo del silencio
y la noche, el fruto del día, su adorable secreto revelado por fin.

Tendría que empezar a ser de nuevo
para aceptar el mundo como si no fuese
solamente lo único que conservo de ti,
tendría que olvidarme
como se olvida lo más negro de un sueño,
soplar en mi conciencia hasta apagar mi imágen,
cerrar los ojos frente a los espejos,
deshacerme y hacerme, soñar siempre con otro,
morirme de mí mismopara no recordarte a cada instante
como el ciego recuerda la luz y el condenado a muerte
la vida, toda ella, en un abrir y cerrar de ojos,
porque estás más adentro de mí que yo mismo
o existo porque existeso yo no sé quién soy desde que sé quien eres.

No es lo mismo estar solo que estar sin ti, conmigo
con lo que permanece de mí si tú me dejas:
alguien, no, quizás algo: el aspecto de un hombre, su retrato
que el viento de otro mundo dispersa en el espacio
lleno de tu fantasma desgarrador y dulce.

Monstruo mío, amor mío,
dondequiera que estés, con quienquiera que yazgas
abre por un instante los ojos en mi nombre
e, iluminada por tu despertar,
dime, como si yo fuese la noche,
qué debo hacer para volver a odiarte,
para no amar el odio que te tengo.

Es inútilbuscar a tu enemigo en el infierno
suyo y de esta ciudad, allí donde la música agoniza
larga, ruidosamente en el silencioy beber en su vaso para verte
con su mirada azul, roja de odio,
el vino que refleja su secreta agonía,
la que en su corazón en ruinas danza
a la luz de la luna tan desnuda como ella
con la misma afrentosa lascivia de la luna
que no se muestra al sol, pero acepta su fuego,
esa virgen tatuadapor los siete pecados capitales
no eres tú o eres otra;
alguien, quizá yo mismo, entonces toca
mi frente y me despierto como el fuego en la noche,
en toda mi pureza,con tu nombre verídico en los labios.


E. Lihn.

LA OPINIÓN

¡Pobre Carolina mía,
nunca la podré olvidar!
Ved lo que el mundo decía
viendo el féretro pasar:
Un clérigo: ¡Empiece el canto!
El doctor: ¡Cesó de sufrir!
El padre: ¡Me ahoga el llanto!
La madre: ¡Quiero morir!
Un muchacho: ¡Qué adornada!
Un joven: ¡Era muy bella!
Una moza: ¡Desgraciada!
Una vieja: ¡Feliz ella!¡Duerme en paz!
-dicen los buenos-.
Un filósofo: ¡Uno menos!
Un poeta: ¡Un ángel más!


R. de Campoamor.